Si bien nunca faltó en las buenas barras argentinas, en los últimos años ganó espacio en medio del auge de la nueva coctelería de autor, ofreciéndose con diversas variaciones de sabor. Pero la innovación más audaz, que incluso se internacionalizó, llegó de la mano de dos hermanos, Bruno y Franco Moretti, que a finales de la década pasada crearon una pequeña destilería en el barrio de Palermo. Ninguno de los dos tenía relación directa con el mundo de las bebidas. Bruno era ingeniero en informática, aunque llevaba tiempo dedicándose a la fotografía de moda. Franco es biólogo molecular. Pero ambos se obsesionaron con el estudio de la destilación de gin.
Primero, hacia 2016, crearon Buenos Aires GIN, que ya logró captar la atención de jurados nacionales e internacionales, así como del público, que comenzaba a degustar y a apreciar las producciones locales de esta bebida y a reemplazar en el consumo a las tradicionales marcas inglesas. Sin embargo, los hermanos Moretti querían también innovar en la forma de comercializar el producto y siguieron haciendo estudios hasta que en 2018 encontraron la forma para revolucionar un trago centenario: crearon el gin & tonic tirado.